jueves, 25 de julio de 2013

1.2.1. El discurso retórico sobre la dignidad humana.

1.2.1. El discurso retórico sobre la dignidad humana. pag 159.

Desde sus orígenes, el Humanismo preconiza una ruptura con la Edad Media y con la Escólastica.


No hay, una diferencia radiacal respecto a la concepción cristiana del hombre y del mundo. Lo que cambia es el enfoque que se da ahora al pensamiento antropológico.


La lógica, en la búsqueda de la verdad, cede el paso a la retórica. Ya no se trata de argumentar o de demostrar, sino de expresar elocuentemente verdades ya conocidas.


Desde esta perspectiva retórica, hay que comprender el nuevo tratamiento antropológico.


El hombre es un ser privilegiado ya que es capaz de comprender la sabiduría divina. El primer don que Dios le ha otorgado es, por tanto, la razón, pero está es inseparable de la palabra, como el arroyo lo es de la fuente de la que mana.


Y lo que realmente caracteríza a la antropología del Humanismos es el interés que despierta esta capacidad para el ser humano.


Chispa divina de la mente o gloria del entendimiento, el lenguaje implica siempre para este movimiento, desde sus inicios, una sorprendente admiración.


En su reflexión se contiene la clave del Humanismo, la definición de la más honda aspiración de este movimiento que es devolver a la palabra, al verbo, el protagonismo en la historia de la cultura.


Saber es, en definitva, saber hablar.


Pero este ser admirable, dotado por Dios con la inteligencia y la palabra, la razón y el discruso, es también un ser indeterminado a causa de su libertad. En esto reside su dignidad, pero también su complejidad.


Lo que subraya este enfoque antropológico del Humanismo, a veces con acentos dramáticos, esla responsabilidad de cada persona ante su propio destino.


Este es en definitiva el gran reto: ir respondiendo a una naturaleza sabiamente prevista, en un proceso ascendente, en el que cada vez van apareciendo con más nitidez los rasgos divinos.

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