sábado, 27 de julio de 2013

Examenes: tema

DEPÓSITO EXAMENES GRADO EDUCACIÓN SOCIAL UNED 

El examen presencial constará de dos partes. En la primera parte se propondrá el desarrollo de un tema amplio del programa a elegir entre dos.

Los alumnos que tengan aprobada la asignatura Teoría e Instituciones Contemporáneas de Educación (TICE) de la Diplomatura de Educación Social de la UNED, sólo tienen que estudiar los cuatro primeros capítulos del temario oficial.
Dada esta restricción del temario a estudiar para estos alumnos, en el examen presencial deberán responder al tema de desarrollo indicado, perteneciente a los cuatro primeros temas, no pudiendo elegir entre dos propuestos.

En la evaluación del tema a desarrollar se tendrán muy presentes cuatro requisitos:
  • En qué medida el alumno identifica correctamente la cuestión que se le plantea y responde con precisión a ella y no a otras cuestiones ajenas.
  • Qué información posee acerca del tema y cuál es la cantidad, precisión y exactitud de la misma.
  • Cuál es el grado deelaboración y asimilación personal de la información que posee.
  • Comprobar el orden, claridad y precisión que requiere toda comunicación, ya sea oral o escrita. 
  • Las faltas de ortografía.


Examen 2009/2010_Primera semana:

  • Escuelas y educación en las antiguas culturas orientales. (Alumnos TICE).
  • El pensamiento pedagógico en la Edad Moderna: Humanismo, Realismo e Ilustración.

  • Currículo y transmisión del saber en la Edad Media.(Alumnos TICE).
  • Escuela y currículo en la educación grecorromana y paleocristiana. (alumnos TICE)

  • Escuela y educación en las antiguas culturas orientales. (Alumnos TICE).
  • El pensamiento pedagógico en la Edad Moderna: Humanismo, Realismo e Ilustración. (Alumnos TICE).
  • El movimiento de Escuela Nueva, la escuela moderna de Freinet y la Pedagogía institucional.

  • Escuela y currículo en la educación grecorromana y paleocristiana.
    (Alumnos TICE).
  • Currículo y transmisión del saber en la Edad Media. (Alumnos TICE).
  • La Educación socialista y el movimiento antiautoritario en pedagogía. 


Examen 2010/2011_Primera semana:

  • Escuela y educación en las antiguas culturas orientales.(Alumnos TICE).
  • La educación socialista y el movimiento antiautoritario en pedagogía.


  • Escuela y currículo en la educación grecorromana y paleocristiana.(Alumnos TICE).
  • Escuela única, teorías de la desescolarización y neoliberalismo educativo.


Examen 2010/2011_Septiembre:

  • Escuela y currículo en la educación grecorromana. (Alumnos TICE).
  • El movimiento de la Escuela Nueva. La escuela moderna de C.Freinet.


Examen 2010/2011_Reserva:

  • Currículo y transmisión del saber en la Edad Media.(Alumnos TICE).
  • Escuela Única, teorías de la desescolarización y neoliberalismo educativo.


Examen 2011/2012_Primera semana:

  • El movimiento de la Escuela Nueva, la escuela moderna de frenite y la pedagogía institucional.
  • La educación socialista y el movimiento antiautoritario en pedagogía.
  • Escuela y educación en las antiguas culturas orientales. (Alumnos TICE).


Examen 2011/2012_Segunda semana:

  • Escuela y currículo en la educación grecorromana y paleocristiana. (Alumnos TICE).
  • Escuela única, teorías de la desescolarización y neoliberalismo educativo.


Examen 2011/2012_Septiembre:

  • Escuela y educación en las antiguas culturas orientales. (Alumnos TICE).
  • Las teorías personalistas en el mundo contemporáneo.


Examen 2011/2012_Reserva:

  • El movimiento de la escuela nueva, la escuela moderna de Freinet y la pedagogía institucional.
  • La educación socialista y el movimiento antiautoritario en pedagogía.
  • Escuela y educación en las antiguas culturas orientales. (Alumnos TICE).


Examen 2012/2013_Primera semana:

  • Currículo y transmisión del saber en la Edad Media.
  • La educación socialista y el movimiento antiautoritario en pedagogía.
  • El pensamiento pedagógico en la Edad Moderna: Humanismo, Realismo e Ilustración. (Alumnos TICE).


Examen 2012/2013_Segunda semana:

  • Escuela y currículo en la educación grecorromana y paleocristiana.
  • Las teorías personalistas en el mundo contemporáneo.
  • Escuela y educación en las antiguas culturas orientales. (Alumnos TICE).

Examenes: comentario histórico - pedagógico del texto




El examen presencial constará de dos partes. En la segunda parte del examen el alumno deberá realizar un comentario de texto a elegir entre dos propuestos, sacados respectivamente de los libros mencionados más arriba, es decir un fragmento de V. de  Beauvais (Tratado sobre la formación de los  hijos de los nobles) -este libro es nuevo para el año 2012-2013- y otro de G.M. de Jovellanos (Antología de  escritos pedagógicos).


Para la realización del comentario:
  • En primer lugar conviene hacer una breve introducción en la que se especifique cómo se va a plantear el comentario. A continuación resulta útil contextualizar al autor y la época en la que se ubican las ideas del texto.
  • En tercer lugar es necesario discriminar las ideas nucleares o sus puntos fundamentales.
  • Y finalmente, todo comentario que se precie debe incluir la valoración, significado o sentido de las ideas. Esta última tarea, siempre difícil y compleja, suele sustanciarse en tres aspectos clave: 
    • Primero explicar las ideas del texto a la luz del pensamiento del autor y del contexto de la época.
    • Segundo, analizar —si es posible— las distintas influencias recibidas por el autor.
    • Tercero, valorar su incidencia en la posteridad. 
En los comentarios de texto  es importante evitar dos defectos habituales: la paráfrasis, que consiste en repetir más o menos bien y en términos distintos lo que expresa el texto, y el subjetivismo exagerado que da opiniones, ideas, divagaciones o comentarios que nada o muy poco tienen que ver con lo expresado en el texto. 


Dicho todo ello, conviene concluir que en el comentario se evaluará especialmente cómo el alumno ha planteado el análisis del texto, cómo desarrolla su capacidad creativa y analítico-sintética, y cómo se enfrenta a la lectura, análisis y valoración de una fuente primaria.

















Examen 2009/2010_Primera semana:

"Finalmente, no sólo ha de ser recordada virilmente la muerte, sino también aprendida con cierto trato continuo, de acuerdo con lo que dice Cicerón en Tusculanas, I: "Toda la vida de los filósofos como dice Catón, es una meditación de la muerte. En efecto, ¿qué otra cosa hacemos cuando apartamos nuestra alma de los placeres del cuerpo y de la política, sino llamar al alma a sí misma y apartarla sobre todo del cuerpo y obligarla a estar consigo misma? Apartar el alma del cuerpo no es otra cosa que aprender a morir. Por tanto, tratemos de esto y apartémonos del cuerpo, esto es, aprendamos a morir". Esto dice Tulio. Por eso Séneca en el Agamenón dice: "¡Qué lamentable es no saber morir". El mismo en el libro Cuestiones naturales, III: "No temas el nombre de la muerte, antes bien háztelo familiar pensando mucho en ella para que puedas salir a su encuentro.". El mismo a Lucilio, epístola 4: "Muchas veces entre el miedo de la muerte y los tormentos de la vida los desgraciados hombres vacilan y no quieren vivir, al mismo tiempo que no saben morir. Por esta razón hazte agradable toda la vida, abandonando la preocupación por ella".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. V.


Comentario de un alumno resuelto







Examen 2009/2010_Segunda semana:

"Ahora bien, la muerte, como he dicho, no ha de ser temida por sí misma, en primer lugar porque de ninguna manera puede evitarse, como dice Séneca en el libro Sobre los remedios de la fortuna: "Es necio temer lo que no se puede evitar". El mismo dice a Lucilio en la epístola 77: "Nadie es tan ignorante que no sepa que ha de morir alguna vez y, sin embargo, cuando se acerca, la rehúye, la teme y llora. ¿Acaso no te parece muy necio quien llora por no haber vivido hace mil años? Igual de necio es quien llora porque no vivirá después de mil años. Es lo mismo. No existirás ni exististe antes. Ninguno de esos períodos te pertenece. Así, pues, ¿por qué lloras por haber nacido bajo esta ley? Esto sucedió a todos". Esto dice Séneca. Por eso dice Job, 30: "Sé que me entregas a la muerte, donde está establecida la casa para todo ser vivo". También está de acuerdo con esto Ovidio en el libro de las Metamorfosis al decir: "Todos los seres se deben a la muerte y, habiendo permanecido un poco, más tarde o más pronto nos apresuramos a la morada profunda. Por ahí avanzamos todos, esta es nuestra última casa". El mismo en el libro sin título dice: "La muerte cruel profana todo lo sagrado. A todos echa sus manos sombrías". Y también, como dice Séneca en Tiestes, "Es demasiado ávido de la vida quien no quiere morir cuando perece el universo con él". Así, pues como dice Lucano, "La muerte es la última pena y no ha de ser temida por los hombres".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. IV.




Examen 2009/2010_Septiembre:

"Por tanto, como dice Tulio Cicerón en el libro "Sobre la vejez": Debe meditarse desde la adolescencia en el desprecio de la muerte; sin esta meditación nadie puede estar con ánimo tranquilo, puesto que hay que morir con la certeza y no se sabe en que momento. Los más sabios mueren con ánimo tranquilisimo. Y no le pesa haber vivido a quién vivió de forma que piensa que no vivió en vano y se marcha de esta vida como de un albergue, no de su casa, porque la naturaleza nos ha dado una posada para vivir, no un domicilio. Esto dice él. Hay que saber que la muerte es desprecidad más fácilmente por los buenos que por los malos, por los pobres que por los ricos, por los viejos que por los jóvenes, por los desgraciados que por los felices. Por los buenos, digo porque no aprecian la vida presente, sino que esperan una mejor (...). Por lo demás es más fácil para los pobres que para los ricos, porque cuanto menos tienen en el mundo para amar, tanto más preparados están, pues esperan sin molestia la muerte que lo arrebata todo".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. IV. pag 60-61.




Examen 2009/2010_Reserva:

¿Qué hay más absurdo que no saber lo que eres y simular lo que no eres? O ¿qué es más necio que no poder soportar lo que sabes que ocurrirá?. Así pues, de acuerdo con la naturaleza, no hay que admitir una tristeza profunda, para que no parezca que nos arrogamos una prerrogativa más elevada de la naturaleza o que rehusamos la general. La muerte, en efecto, es igual para todos. Esto dice San Ambrosio. Sobre esta equidad o igualdad de la muerte dice también Boecio en Sobre la consolación de la filosofía, libro segundo: "La muerte desprecia la gloria elevada; hace rodar igualmente a la persona humilde y a la alta, e iguala lo más bajo a lo más alto". También Horacio en el libro de Odas dice: "La muerte pálida golpea con igual pie las chozas de los pobres y los palacios de los ricos". El total de la vida es breve. A todos espera una muerte igual. La tierra se abre para el pobre y para el hijo de los reyes. Por eso dice también Claudiano: "Oh muerte bajo tus huellas vendrán los reyes vestidos de púrpura, mezclados con la multitud de los pobres, habiendo dejado todo el lujo. (p.27)".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. II. p. 27.




Examen 2010/2011_Primera semana:

"Las cosas que arrebatan el espíritu al trabar una amistad son charlar, reír juntos, la benevolencia mutua, leer juntos; todos estos signos y otros parecidos que proceden del corazón de los que se aman entre sí por la boca, por la lengua, por los ojos y por mil movimientos muy agradables son como los alimentos por los que se funden los espíritus y hacen de muchos uno solo. Esto es lo que se ama en los amigos, de tal forma que la conciencia humana se siente culpable sino ama a quien le ama, no buscando en su cuerpo más que las señales de su afecto. De ahí el dolor si alguien muere, y de la pérdida de la vida del que muere sobreviene la muerte de los que viven. (...). Por eso Séneca en sus cartas a Lucilio dice: "No se aflige el sabio por la pérdida de los hijos y de los amigos, pues con el mismo ánimo soporta la muerte de los amigos con el que espera la suya (...)". En el mismo libro Sobre los remedios de la fortuna dice: "Necio es quién llora la muerte de los mortales, pues nada hay en esto de nuevo o maravilloso". Por su parte el patricio Símaco en su epistolario afirma que el filósofo Anaxágoras no lo apartó de las disputas una noticia grave sobre su hio. Sobre él cuenta Valerio Máximo que al enterarse de la muerte de su hijo afirmó: "No me anuncias nada inesperado. Yo sabía en efecto que mi hijo era mortal".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. II. p. 9-11.


Comentario de un alumno resuelto


"´Si, Señor; no hay bien que no pueda alcanzarse, no hay mal que no se pueda evitar y destruir por medio de la instrucción, que es el efecto y el fin de la educación; ella es por quien las Naciones prosperan, y sólo por su falta decaen y se arruinan. Con ella, la Agricultura, la Industria, el Comercio, la Navegación, todas las fuentes del poder y la riqueza pública y privada, se perfeccionan, mientras que, sin ella, todas se desalientan, y atrasan, y decaen. Por ella, se propagan los buenos principios, así en el orden moral, como en el civil; se mejoran las costumbres, se difunden las virtudes sociales y se destierran aquellos groseros y funestos vicios que son efecto necesario de la ignorancia y origen cierto e inevitable de la decadencia y ruina de los pueblos.
Cuando yo represento a V.M. la Instrucción pública, como fuente de tantos bienes, hablo de la instrucción sólida y buena, no de aquella liviana y depravada que es causa de tantos excesos y desórdenes, y que, corrompiendo todos los principios de la moral pública y privada, produce, tarde o temprano, la ruina de los imperios."
Jovellanos, G.M. de: Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos.Edición de Olegario Negrín Fajardo. Madrid. Sanz y Torres, 2010, p. 160.







Examen 2010/2011_Segunda semana:

Por eso Séneca en el Agamenón dice: ¡Qué lamentable es no saber morir. El mismo en el libro Cuestiones naturales, III: "No temas el nombre de la muerte, antes bien háztelo familiar pensando mucho en ella para que puedas salir a su encuentro". Él mismo a Lucilio, epístola 4: "Muchas veces entre el miedo a la muerte y los tormentos de la vida los desgraciados hombres vacilan y no quieren vivir, al mismo tiempo que no saben morir. Por esta razón hazte agradable toda la vida, abandonando la preocupación por ella. Ningún bien ayuda al que lo tiene, excepto al que en su espíritu está preparado a perderlo". El mismo en la epístola 26: "Quién aprendió a morir aprendió a no ser esclavo. Está por encima de todo poder, con seguridad fuera de todo poder. ¿Qué le importa a él la cárcel, la prisión y el encierro? Tiene la puerta abierta. Una sola cadena nos tiene atados: el amor a la vida. El mismo también dice en el Hércules en el Eta: "Nunca es desgraciado aquel para quién es fácil morir". Y, como dice Catón: "No teme la muerte quíen sabe despreciar la vida".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. V. pp 83-85.


¿Y por qué no podré yo combatir aquí uno de los mayores vicios de nuestra vulgar educación, el vicio que más ha retardado los progresos de las ciencias y los del espíritu humano? Sin duda que la subdivisión de las ciencias, así como la de las artes, ha contribuido maravillosamente a su perfección. Un hombre consagrado toda su vida aun solo ramo de instrucción pudo sin emplear en ella mayor meditación y estudio; pudo acumular mayor número de observaciones y experiencias, y atesorar mayor suma de luces y conocimientos. Así es como se formó y creció el árbol de las ciencias, así se multiplicaron y extendieron sus ramas, y así como nutrida y fortificada cada una de ellas, pudo llevar más sazonados y abundantes frutos.
Mas esta subdivisión , tan provechosa al progreso, fue muy funesta al estado de las ciencias, y al paso que extendía sus límites, iba dificultando su adquisición y trasladada a la enseñanza elemental, la hizo más larga y penosa, si ya no imposible y eterna. ¿Cómo es que no se ha sentido hasta ahora este inconveniente? (...)
Jovellanos, G.M. de: Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos.Edición de Olegario Negrín Fajardo. Madrid. Sanz y Torres, 2010, p. 147.
  

Comentario:
Los ilustrados hacían una critica  de los modelos educativos anteriores sobre todo del escolástico, por considerarlos que se habían centrado demasiado en ciertas artes liberales y habían descuidado un modelo más practico de educación necesario para el progreso económico de la nación.

Aquí habla de los  eruditos, que lógicamente con su especialización habían contribuido  al que las materias o ciencias avanzasen, pero.......alcanzar conocimiento dentro de una materia cada vez era más costoso y a su vez si se incorporaba a las enseñanzas escolares estas se convertían en largas y penosas.
Jovellanos y Campomanes apostaban por una enseñanza más practica, incluso especializada para adquirir conocimientos en algunas profesiones, con lo que apostaban por reducir los contenidos en algunas materias ya que se habían convertido  en infumables.



Examen 2010/2011_Septiembre:

A esto mismo me impulsó el afecto de la compasión y el dolor de las entrañas, al darme cuenta de que vuestro espíritu estaba lastimado por la herida reciente de un dolor amargo, en la medida en que lo permite la gracia del Espíritu Santo, moderadora de los afectos del espíritu, no dudando de que, además del consuelo interno del espíritu, también os ayudasen muchos consoladores de fuera, esto es, hombres. También yo, apoyado en la confianza antedicha y conmovido por el afecto, reuniendo unos pocos razonamientos, ejemplos y sentencias tanto de los escritos divinos como de los humanos, quise mostrar algún consuelo de acuerdo con la medida de mi pequeñez. Así, en efecto en el libro llamado Eclesiástico la divina escritura nos advierte: "No abandones en el consuelo a los que lloran, y camina con los afligidos". Por tanto, tan pronto como volví del lugar del enterramiento a nuestra casa, me apresuré a terminar en poco tiempo la presente carta, que contiene solamente dieciséis capítulos, los cuales aparecen por orden en el principio de todo la obra".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. II. pp. 9-11.


Sí, Señor; no hay bien que no pueda alcanzarse, no hay mal que no se pueda evitar y destruir por medio de la instrucción, que es el efecto y el fin de la educación; ella es por quien las Naciones prosperan, y sólo por su falta decaen y se arruinan. Con ella, la Agricultura, la Industria, el Comercio, la Navegación, todas las fuentes del poder y la riqueza pública y privada, se perfeccionan, mientras que, sin ella, todas se desalientan, y atrasan, y decaen. Por ella, se propagan los buenos principios, así en el orden moral, como en el civil; se mejoran las costumbres, se difunden las virtudes sociales y se destierran aquellos groseros y funestos vicios que son efecto necesario de la ignorancia y origen cierto e inevitable de la decadencia y ruina de los pueblos.
Cuando yo represento a V.M. la Instrucción pública, como fuente de tantos bienes, hablo de la instrucción sólida y buena, no de aquella liviana y depravada que es causa de tantos excesos y desórdenes, y que, corrompiendo todos los principios de la moral pública y privada, produce, tarde o temprano, la ruina de los imperios."
Jovellanos, G.M. de: Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos.Edición de Olegario Negrín Fajardo. Madrid. Sanz y Torres, 2010, p. 160.


Comentario de un alumno resuelto





Examen 2010/2011_Reserva:

Por eso Séneca en el Agamenón dice: ¡Qué lamentable es no saber morir¡. El mismo en el libro Cuestiones naturales, III: "No temas el nombre de la muerte, antes bien háztelo familiar pensando mucho en ella para que puedas salir a su encuentro". Él mismo a Lucilio, epístola 4: "Muchas veces entre el miedo a la meurte y los tormentos de la vida los desgraciados hombres vacilan y no quieren vivir, al mismo tiempo que no saben morir. Por esta razón hazte agradable toda la vida, abandonando la preocupación por ella. Ningún bien ayuda al que lo tiene, excepto al que en su espíritu está preparado a perderlo". El mismo en la epístola 26: "Quién aprendió a morir aprendió a no ser esclavo. Está por enciam de todo poder, con seguridad fuera de todo poder. ¿Qué le importa a él la cárcel, la prisión y el encierro? Tiene la puerta abierta. Una sola cadena nos tiene atados: el amor a la vida. El mismo también dice en el Hércules en el Eta: "Nunca es desgraciado aquel para quién es fácil morir". Y, como dice Catón: "No teme la muerte quíen sabe despreciar la vida".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. V. pp 83-85.


¿Y por qué no podré yo combatir aquí uno de los mayores vicios de nuestra vulgar educación, el vicio que más ha retardado los progresos de las ciencias y los del espíritu humano? Sin duda que la subdivisión de las ciencias, así como la de las artes, ha contribuido maravillosamente a su perfección. Un hombre consagrado toda su vida aun solo ramo de instrucción pudo sin emplear en ella mayor meditación y estudio; pudo acumular mayor número de observaciones y experiencias, y atesorar mayor suma de luces y conocimientos. Así es como se formó y creció el árbol de las ciencias, así se multiplicaron y extendieron sus ramas, y así como nutrida y fortificada cada una de ellas, pudo llevar más sazonados y abundantes frutos.
Mas esta subdivisión , tan provechosa al progreso, fue muy funesta al estado de las ciencias, y al paso que extendía sus límites, iba dificultando su adquisición y trasladada a la enseñanza elemental, la hizo más larga y penosa, si ya no imposible y eterna. ¿Cómo es que no se ha sentido hasta ahora este inconveniente? (...)
Jovellanos, G.M. de: Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos.Edición de Olegario Negrín Fajardo. Madrid. Sanz y Torres, 2010, p. 147.




Examen 2011/2012_Primera semana:

"Las cosas que arrebatan el espíritu al trabar una amistad son charlar, reír juntos, la benevolencia mutua, leer juntos; todos estos signos y otros parecidos que proceden del corazón de los que se aman entre sí por la boca, por la lengua, por los ojos y por mil movimientos muy agradables son como los alimentos por los que se funden los espíritus y hacen de muchos uno solo. Esto es lo que se ama en los amigos, de tal forma que la conciencia humana se siente culpable sino ama a quien le ama, no buscando en su cuerpo más que las señales de su afecto. De ahí el dolor si alguien muere, y de la pérdida de la vida del que muere sobreviene la muerte de los que viven. (...). Por eso Séneca en sus cartas a Lucilio dice: "No se aflige el sabio por la pérdida de los hijos y de los amigos, pues con el mismo ánimo soporta la muerte de los amigos con el que espera la suya (...)". En el mismo libro Sobre los remedios de la fortuna dice: "Necio es quién llora la muerte de los mortales, pues nada hay en esto de nuevo o maravilloso". Por su parte el patricio Símaco en su epistolario afirma que el filósofo Anaxágoras no lo apartó de las disputas una noticia grave sobre su hio. Sobre él cuenta Valerio Máximo que al enterarse de la muerte de su hijo afirmó: "No me anuncias nada inesperado. Yo sabía en efecto que mi hijo era mortal".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. II. p. 9-11.


Sí, Señor; no hay bien que no pueda alcanzarse, no hay mal que no se pueda evitar y destruir por medio de la instrucción, que es el efecto y el fin de la educación; ella es por quien las Naciones prosperan, y sólo por su falta decaen y se arruinan. Con ella, la Agricultura, la Industria, el Comercio, la Navegación, todas las fuentes del poder y la riqueza pública y privada, se perfeccionan, mientras que, sin ella, todas se desalientan, y atrasan, y decaen. Por ella, se propagan los buenos principios, así en el orden moral, como en el civil; se mejoran las costumbres, se difunden las virtudes sociales y se destierran aquellos groseros y funestos vicios que son efecto necesario de la ignorancia y origen cierto e inevitable de la decadencia y ruina de los pueblos.
Cuando yo represento a V.M. la Instrucción pública, como fuente de tantos bienes, hablo de la instrucción sólida y buena, no de aquella liviana y depravada que es causa de tantos excesos y desórdenes, y que, corrompiendo todos los principios de la moral pública y privada, produce, tarde o temprano, la ruina de los imperios."
Jovellanos, G.M. de: Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos.Edición de Olegario Negrín Fajardo. Madrid. Sanz y Torres, 2010, p. 160.




Examen 2011/2012_Segunda semana:

Por eso Séneca en el Agamenón dice: ¡Qué lamentable es no saber morir¡. El mismo en el libro Cuestiones naturales, III: "No temas el nombre de la muerte, antes bien háztelo familiar pensando mucho en ella para que puedas salir a su encuentro". Él mismo a Lucilio, epístola 4: "Muchas veces entre el miedo a la meurte y los tormentos de la vida los desgraciados hombres vacilan y no quieren vivir, al mismo tiempo que no saben morir. Por esta razón hazte agradable toda la vida, abandonando la preocupación por ella. Ningún bien ayuda al que lo tiene, excepto al que en su espíritu está preparado a perderlo". El mismo en la epístola 26: "Quién aprendió a morir aprendió a no ser esclavo. Está por encima de todo poder, con seguridad fuera de todo poder. ¿Qué le importa a él la cárcel, la prisión y el encierro? Tiene la puerta abierta. Una sola cadena nos tiene atados: el amor a la vida. El mismo también dice en el Hércules en el Eta: "Nunca es desgraciado aquel para quién es fácil morir". Y, como dice Catón: "No teme la muerte quíen sabe despreciar la vida".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. V. pp 83-85.



¿Y por qué no podré yo combatir aquí uno de los mayores vicios de nuestra vulgar educación, el vicio que más ha retardado los progresos de las ciencias y los del espíritu humano? Sin duda que la subdivisión de las ciencias, así como la de las artes, ha contribuido maravillosamente a su perfección. Un hombre consagrado toda su vida aun solo ramo de instrucción pudo sin emplear en ella mayor meditación y estudio; pudo acumular mayor número de observaciones y experiencias, y atesorar mayor suma de luces y conocimientos. Así es como se formó y creció el árbol de las ciencias, así se multiplicaron y extendieron sus ramas, y así como nutrida y fortificada cada una de ellas, pudo llevar más sazonados y abundantes frutos.
Mas esta subdivisión , tan provechosa al progreso, fue muy funesta al estado de las ciencias, y al paso que extendía sus límites, iba dificultando su adquisición y trasladada a la enseñanza elemental, la hizo más larga y penosa, si ya no imposible y eterna. ¿Cómo es que no se ha sentido hasta ahora este inconveniente? (...)
Jovellanos, G.M. de: Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos.Edición de Olegario Negrín Fajardo. Madrid. Sanz y Torres, 2010, p. 147.




Examen 2011/2012_Septiembre:

La muerte [...] también ha de ser esperada atentamente porque suele llegar de múltiples formas según lo que dice próspero en el libro de los Epigramas: "Por el mar, por la peste, por el hambre, por las cadenas, por el ardor, por el calor, de mil formas arrebata ella sola a los desgraciados hombres". También Ovidio en el libro de las epístolas: "Mil formas de morir acuden a mi espíritu. Y la muerte tiene menos tormento que la espera de la muerte".
Ha de ser esperada viviendo bien de acuerdo con lo que dice Ovidio sin título: "Vive piadosamente, muere piadosamente", y Petronio: "Ay, Ay, desgraciados de nosotros. Un hombrezuelo completo no es nada. Nada seremos todos después que nos lleve la muerte. Así pues vivamos mientras se nos permite estar bien", como dice Catón: "Felices mueren aquellos cuya vida está sin delito". Con esto concuerda lo que dice Estacio en la Tebaida, VII: "Marchad alegres, vuestros honores no mueren nunca
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. V.

 
Hubo un tiempo en que España, saliendo de los siglos oscuros, se dio con ansia a las letras. Convencida al principio de que todos los conocimientos humanos estaban depositados en las obras de los antiguos, trató de conocerlas, conocidas, trató de publicarlas e ilustrarlas; y publicadas, se dejó arrastrar con preferencia de aquellas en que más brillaba el ingenio y lisonjeaban más el gusto y la imaginación. No se procuró buscar en estas obras la verdad, sino la elegancia, y mientras descuidaba los conocimientos útiles, se fue con ansia tras las chispas del ingenio que brillaban en ellas. España, por consecuencia, se hizo humanista, y mientras hacía progresos en la gramática, poesía, elocuencia, historia, apenas admitía en el círculo de sus estudios aquellas que habían de labrar un día su properidad y gloria.
Vino después otra época en que los riesgos de la religión arrebataron toda su atención hacía su estudio. Vino el tiempo de las herejías y las sectas, tanto más ominosas a los Estados, cuanto entrándose a discurrir sobre los derechos de los principes los pueblos parecían atacar la autoridad pública y presentar la horrible imagen de la anaquía y el desorden. Desde entonces las ciencias eclesiásticas mercieron todo su cuidado; y de cuantos progresos hicieron en ellas pueden ser ejemplo el Concilio de Trento y las insignes obras que nos dejaron.
En esta época nacieron nuestras universidades, formadas para el mismo objeto y sobre el mismo gusto. Ellas fueron desde el principio unos cuerpos eclesiásticos como tales se fundaron con autoridad pontificia (...)".
Jovellanos, G.M. de: Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos.Edición de Olegario Negrín Fajardo. Madrid. Sanz y Torres, 2010, p. 157-158.










Examen 2011/2012_Reserva:

"Las cosas que arrebatan el espíritu al trabar una amistad son charlar, reír juntos, la benevolencia mutua, leer juntos; todos estos signos y otros parecidos que proceden del corazón de los que se aman entre sí por la boca, por la lengua, por los ojos y por mil movimientos muy agradables son como los alimentos por los que se funden los espíritus y hacen de muchos uno solo. Esto es lo que se ama en los amigos, de tal forma que la conciencia humana se siente culpable sino ama a quien le ama, no buscando en su cuerpo más que las señales de su afecto. De ahí el dolor si alguien muere, y de la pérdida de la vida del que muere sobreviene la muerte de los que viven. (...). Por eso Séneca en sus cartas a Lucilio dice: "No se aflige el sabio por la pérdida de los hijos y de los amigos, pues con el mismo ánimo soporta la muerte de los amigos con el que espera la suya (...)". En el mismo libro Sobre los remedios de la fortuna dice: "Necio es quién llora la muerte de los mortales, pues nada hay en esto de nuevo o maravilloso". Por su parte el patricio Símaco en su epistolario afirma que el filósofo Anaxágoras no lo apartó de las disputas una noticia grave sobre su hio. Sobre él cuenta Valerio Máximo que al enterarse de la muerte de su hijo afirmó: "No me anuncias nada inesperado. Yo sabía en efecto que mi hijo era mortal".
Beauvais, V. de: Epístola consolatoría. Madrid. Uned/Bac, 2008, cap. II. p. 9-11.



Sí, Señor; no hay bien que no pueda alcanzarse, no hay mal que no se pueda evitar y destruir por medio de la instrucción, que es el efecto y el fin de la educación; ella es por quien las Naciones prosperan, y sólo por su falta decaen y se arruinan. Con ella, la Agricultura, la Industria, el Comercio, la Navegación, todas las fuentes del poder y la riqueza pública y privada, se perfeccionan, mientras que, sin ella, todas se desalientan, y atrasan, y decaen. Por ella, se propagan los buenos principios, así en el orden moral, como en el civil; se mejoran las costumbres, se difunden las virtudes sociales y se destierran aquellos groseros y funestos vicios que son efecto necesario de la ignorancia y origen cierto e inevitable de la decadencia y ruina de los pueblos.
Cuando yo represento a V.M. la Instrucción pública, como fuente de tantos bienes, hablo de la instrucción sólida y buena, no de aquella liviana y depravada que es causa de tantos excesos y desórdenes, y que, corrompiendo todos los principios de la moral pública y privada, produce, tarde o temprano, la ruina de los imperios."
Jovellanos, G.M. de: Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos.Edición de Olegario Negrín Fajardo. Madrid. Sanz y Torres, 2010, p. 160.




Examen 2012/2013_Primera semana:

Un docente debe reunir estas cinco cualidades: mente ingeniosa, vida honesta, ciencia humilde, elocuencia sencilla y pericia para enseñar. Mente ingeniosa para que sepa elegir lo mejor de entre todo lo que se puede enseñar, y para que no tome todo lo dicho por otros, sino que ofrezca algo de su propia cosecha. Según el parecer del filósofo Pseudo - Varrón (en sus sentencias morales para un estudiante de Atenas): "Elige como formador a aquel a quien admires más por sus propias ideas que por las ajenas". "Nada importante enseñará quien nada ha aprendido por su cuenta". "Sin razón se llama maestros a los repetidores de lo que han oído; y deben ser oídos como el que propaga rumores". La segunda cualidad que se busca en el docente es una vida y comportamiento honesto, porque como dice Pseudo - Catón en sus Dísticos "es vergonzoso para el que enseña que lo desautorice su mala conducta". Por eso San Jerónimo escribe en Carta a Nepociano: "Que tus obras no refuten tus palabras", y Séneca en Cartas morales a Lucilio: "es muy vergonzoso esto que se nos suele imputar a nosotros los filósofos: que cultivamos los términos de la filosofía y no sus obras".
Beauvais, V. "de la elección del maestro", en Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles, cap. II, edición de I. Adeva y J. Vergara, pp. 31-33. Madrid. UNED - Bac, 2011.


La educación pública literaria tendrá por objeto particular la perfección de las facultades intelectuales y morales del hombre. Puede dividirse en dos ramos: primero, la enseñanza de los métodos necesarios para alcanzar los conocimientos; segundo, la de los principios de varias ciencias que abrazan estos conocimientos.
La primera de estas enseñanzas se debe a todos los ciudadanos que han de profesar las letras, y conviene generalizarla cuanto sea posible; la segunda a los que se destinen particularmente a alguna de las ciencias, y conviene facilitarla.
Entre los métodos de adquirir los conocimientos tiene el primer lugar el de las primeras letras, o el arte de leer y escribir, no solo porque es el cimiento de toda enseñanza, sino por las ventajas que proporciona a los ciudadanos en el uso de la vida social.
Por la lectura se habilita el hombre para alcanzar todos los conocimientos escritos en su propia lengua.
Por la escritura se habilita para comunicar por medio de la palabra escrita sus ideas y conocimientos a cuantos sepan leer su lengua, en cualquier lugar y tiempo que viviesen.
Conviene en gran manera para perfeccionar una y otra enseñanza, la de los principios de la buena pronunciación: primero, a fin de corregir los defectos del órgano vocal de los niños, ya sean naturales, ya contraídos en la educación doméstica; para disponerlos en el conocimiento de la buena ortografía, cuyos principios deberán enseñarse con el arte de escribir.
Es aún más conveniente unir a esta enseñanza los principios de la educación moral, haciendo que los libros destinados a la lectura y las muestras de escribir, no solo sean doctrinales, sino que contengan una serie de doctrina moral acomadada a la edad y comprensión de los niños, para que su espíritu se vaya preparando a recibir en adelante más extendidos conocimientos.
Jovellanos G.M. de "Bases para la formación de un Plan General de Instrucción Pública", en Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos, edición de O. Negrín Fajardo, pp. 280 - 281. Madrid, Sanz y Torres, 2010.




Examen 2012/2013_Segunda semana:

Además de lo expuesto, en el docente se requiere pericia o habilidad para enseñar: que tenga método en la docencia. En el mismo modo de hablar son necesarias cinco cualidades: nitidez en las expresiones o claridad, brevedad, utilidad, suavidad y mesura.
Claridad, para que las enseñanzas se profieran nítidamente de manera que todos las entiendan. Pues, como dice Julián Pomerio en el libro I de la Vida contemplativa, "debe ser tan claro en el lenguaje del que enseña que no excluya a nadie, por simple que sea, de su comprensión, sino que llegue con agrado al corazón de todos los oyentes".
Nítidamente, insisto, es decir, distintamente, en voz alta, y en lenguaje llano (...) escribe Pseudo - Boecio en el libro La disciplina escolar: "Cuando el maestro entre en la escuela para enseñar, tras adoptar externamente un porte serio, empece con voz armoniosa, subiéndola de forma moderada" (...). De lo tercero habla Quintilano en el libro I de las Instituciones oratorias: "Se debe emplear el lenguaje corriente, como la moneda, que tiene una acuñación pública". "Empleamos con mayor seguridad las palabras usuales y no sin cierto riesgo formamos palabras nuevas" (...). De donde se pone de manifiesto que a los niños hay que enseñarles en el lenguaje que sea conocido y usado por ellos; y les ayuda mucho añadirles ejemplos claros, conforme al dicho de Pseudo - Varrón (en sus Sentencias morales para un estudiante de Atenas): "El método más lucido de enseñar es el empleo de ejemplos". Y Aristóteles en el libro I de la Metafísica, dice "Aquello a lo que estamos habituados se acomoda mejor al espíritu; lo que está fuera de esto es inconveniente e inclso impensable".
Beauvais, V. "del modo de enseñar", en Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles, cap. III, edición de I. Adeva y J. Vergara, pp. 45 - 47. Madrid. UNED - Bac, 2011.


 

Se extrañará, y no sin alguna razón, que hayamos contado las primeras letras entre las ciencias metódicas; pero sin disputar si les conviene el nombre de ciencias, que ya hemos dicho que tomábamos en su más amplia acepción, y que si se quiere, se puede suplir por el nombre de estudio, ¿quién dudará que en su conocimento se cifra uno de los principales métodos de alcanzar la verdad y recibir la instrucción?. Nos detendremos un poco en esta idea, siquiera para dar al estudio de las primeras letras el aprecio que no ha tenido hasta ahora, y que por tantos títulos merece; y también porque lo que dijéremos de ellas será aplicable a los demás estudios metódicos.
Es constante, y lo hemos indicado ya, que la observación y la experiencia son las fuentes primitivas de la instrucción humana. A ellas se debe el mayor número de verdades que descubrieron los hombres, y de ellas han nacido todas las ciencias, que no son otra cosa que una colección de verdades de cierta clase o relativas a ciertos objetos, dispuestas y enlazadas según el orden de afinidad que la razón hallaba entre ellas. Más como las verdades descubiertas por los primeros hombres pudieron comunicarse de unos a otros por medio de la palabra, y conservadas después en la memoria, pasar de una en otra generación, sucedió que la tradición fuese también un medio, aunque imperfecto, de alcanzar la verdad; y le llamaron imperfecto porque, sobre el riesgo de la mala expresión o de la siniestra inteligencia de los que trasladaban o recibian la tradición, siendo la memoria el depositario y conductor de las verdades, visto en cúan expuesto estaba el medio a falibilidad y olvido".
Jovellanos G.M. de "Memoría sobre educación pública", en Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos, edición de O. Negrín Fajardo, pp. 212 - 213. Madrid, Sanz y Torres, 2010.




 

TEXTOS APORTADOS POR TUTORES Y/O ALUMNOS

















Vicente de BEAUVAIS, Epistola consolatoria de morte amici, estudio realizado por los profesores J. Vergara Ciordia y F. Calero Calero, UNED-BAC, Madrid 2006.

Según la verdad, las almas humanas son perpetuas e inmortales, y después de la muerte, liberadas de los cuerpos, antes del juicio final viven también en la alegría o en la pena. Por eso Hugo en Sobre los Sacramentos, II, dice: "Los tormentos mayores tienen su lugar en lo más profundo, las alegrías mayores en lo más elevado y los males medianos mezclados con bien están en el centro, esto es, en este mundo. Hay otra pena después de la muerte, llamada purgatoria. Por tanto, sobre los buenos perfectos no hay duda de que nada mas salir pasan a los gozos. De forma perecida sobre los muy malos, que sin dilación descienden a los tormentos del infierno. Sobre los buenos imperfectos es cierto que ahora con ciertas penas se ven privados de los gozos venideros hasta la plena purificación".

Comentario de un alumno resuelto


La muerte del cuerpo, aunque disguste a muchos y asuste a la mayor parte, sin embargo, en realidad y de acuerdo con su naturaleza, no ha de ser temida, sino más bien despreciada. A veces también abrazada. Siempre ha de ser esperada atentamente y, cuando venga, ha de ser superada con fortaleza y en todo momento recordada. También entre tanto ha de ser comprendida, pero nunca llamada. He dicho «de acuerdo con su naturaleza», porque no solo los hombres malos que salen de esta cárcel por la puerta de la muerte al patíbulo del infierno, sino también los buenos y perfectos con frecuencia en su salida, según el testimonio de San Gregorio, la temen, no por perder la vida presente llena de miserias, sino porque saben que un poco después han de encontrar lo que debe permanecer a perpetuidad.
Ahora bien, la muerte, como he dicho, no ha de ser temida por si misma, en primer lugar porque de ninguna manera puede evitarse, como dice Séneca en el libro Sobre los remedios de la fortuna: «Es necio temer lo que no se puede evitar».
Vicente de BEAUVAIS, Epistola consolatoria de morte amici, estudio realizado por los profesores J. Vergara Ciordia y F. Calero Calero, UNED-BAC, Madrid 2006. Cap. IV. No hay que temer la muerte, sino despreciarla y entre tanto abrazarla.

Comentario de un alumno resuelto




“Así pues, en primer lugar debe advertir la prudencia real, que en grado máximo conviene a vuestra persona, que aquel niño amable, de buen carácter, vuestro primogénito Luis, aunque según el juicio humano de todo este reino y, más aún, de toda la Iglesia debía servir al bien común, previendo Dios algo mejor para él, por un beneficio singular fue cogido anticipadamente por la muerte para que permaneciese sin preocupación en el consuelo de la vida eterna. En efecto, según la palabra del apóstol: “Los días son extremadamente malos”. Ciertamente consigue un gran beneficio de Dios quien es llamado de los peligros de la vida presente en cualquier estado de salud. Por tanto, como se escribe en el libro de la Sabiduría: “fue arrebatado para que la maldad no pervirtiese su inteligencia o para que el engaño no extraviase su alma, pues la fascinación del vicio corrompe el bien, el vértigo de la pasión pervierte la mente sana. Llegado en poco tiempo a la perfección vivió una larga vida, pues su alma era grata a Dios; por eso se dio prisa en sacarle de en medio de las iniquidades”.
VICENTE DE BEAUVAIS: Epístola consolatoria por la muerte de un amigo,
Madrid, BAC-UNED, 2006, p. 5.Cap I
. SOBRE LAS CONSOLACIONES ESPECIALES POR LA MUERTE DEL HIJO

Comentario de un alumno resuelto





BEAUVAIS, V., Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles. Introducción, estudio preliminar, traducción y notas de I. Adeva y J. Vergara. Madrid, UNED-BAC, 2011,

“¿Tienes hijos? Fórmalos y doblégalos desde su niñez. ¿Tienes hijas? Custodia su cuerpo y no les muestres tu rostro demasiado complaciente”. Así se lee en el libro del Eclesiástico 7,25.26. Esto se refiere a cualquier fiel, y sobre todo al Príncipe, cuyos hijos con tanta mayor diligencia deben ser formados desde la niñez, cuanta mayor es la cima de honor a la que deben ser elevados dentro del pueblo.
Formar consiste en sacar a uno de la rudeza, puesto que el alma del niño, al ser infundido en el cuerpo, de la corrupción de este contrae no solo la oscuridad de la ignorancia en relación al entendimiento, sino también la podredumbre de la concupiscencia en relación a la voluntad, y así se vuelve ruda para entender y para obrar bien. Por eso dice San Agustín en el libro XIV del Tratado sobre la Santísima Trinidad: “Se ha de creer que el alma, incluso la del niño pequeño, se conoce a si misma; pero por estar demasiado atenta a las cosas que comienza a captar mediante los sentidos del cuerpo con un deleite tanto mayor cuanto más nuevo, de ningún modo puede pensar en si. (Esto es palmario en la vista). Pero igualmente respecto de los demás sentidos del cuerpo, en cuanto que esa edad lo permite, el alma como que se constriñe de manera que solo apetece o rechaza con vehemencia lo que la atrae o la repele a través del cuerpo. No reflexiona sobre su propia intimidad, ni se le puede amonestar a que lo haga, pues no reconoce aún los signos expresivos del que le amonesta, entre los cuales las palabras ocupan el lugar más destacado”.
Por tanto a causa de esta doble rudeza es necesario que el alma del niño reciba una doble formación, es decir, la de la doctrina para iluminar el entendimiento y la de la disciplina para regir la voluntad. Doctrina es la ciencia del docente o del monitor comunicada al discípulo. “Disciplina, en cambio, como dice Pseudo-Cipriano en (Los doce abusos del mundo), es la adquisición esmerada de costumbres”. Los niños, pues, no solo deben ser formados con palabras, sino también, si es preciso, con castigos.

BEAUVAIS, V., Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles. Introducción, estudio preliminar, traducción y notas de I. Adeva y J. Vergara. Madrid, UNED-BAC, 2011, cap. 1º.






“En aquellos días precisamente había ya empezado a elaborar, por amor y atención al Rey, nuestro ilustrísimo señor, una obra general sobre el estado del príncipe y de toda la curia o familia real, y también sobre la administración de la cosa pública y de la gobernación de todo el reino, tomando como fuentes de inspiración no solo las Escrituras Sagradas, sino también las sentencias de los doctores católicos, de los filósofos y de los poetas. Esto no obstante, para satisfacer cuanto antes vuestro deseo, que merecidamente tiene para mí fuerza de precepto, me apresuré a anteponer, alterando el orden, la parte de la citada obra que trata de la formación de los príncipes, y la envié a vuestra Majestad en mano de Simón, el clérigo formador de vuestro hijo Felipe, de buena índole, puesto que se me mostró bastante interesado en que la terminara cuanto antes”.  (De eruditione filiorum nobilium, prólogo 3)

Vicente de Beauvais, “Tratado sobre la educación de los hijos de los nobles”.



Comentario de un alumno resuelto




Del Modo de enseñar. 5º. Aptitud o pericia pedagógica. A) Modo de enseñar con las palabras. Cinco requisitos: 3,1. Además de lo expuesto, en el docente se requiere pericia o habilidad para enseñar: que tenga método en la docencia. En el mismo modo de hablar son necesarias cinco cualidades: nitidez de las expresiones o claridad, brevedad, utilidad, suavidad y mesura.
1ª. Claridad. 3,2. Claridad, para que las enseñanzas se profieran nítidamente de manera que todos las entiendan. Pues, como dice *Julián Pomerio en el libro I de la Vida contemplativa, “debe ser tan claro el lenguaje del que enseña que no excluya a nadie, por simple que sea, de su comprensión, sino que llegue con agrado a corazón de todos los oyentes”.a) Claramente, distintamente y llanamente.

3,3.0. Nítidamente, insisto, es decir, distintamente, en voz alta, y en lenguaje llano. 1. De lo primero se lee en el libro de Nehemías 8,8, que “leyeron en los libros de la ley con voz nítida y clara para ser entendidos, y entendieron cuando se leía”. 2. De lo segundo escribe Pseudo-Boecio en el libro La disciplina escolar: “Cuando el maestro entre en la escuela para enseñar, tras adoptar externamente un porte serio, empiece con voz armoniosa, subiéndola de forma moderada”. San Isidoro de Sevilla en el libro II de los oficios eclesiásticos señala. “La voz del lector sea natural, clara y acomodada a todo género de pronunciación, ni baja ni alta en exceso, que evite el tono áspero y rústico, que no suene afeminada ni con movimientos del cuerpo, sino con aspecto de gravedad” . 3. De lo tercero habla Quintiliano en el libro I (de las Instituciones oratorias): “Se debe emplear el lenguaje corriente, como la moneda, que tiene una acuñación pública”. “Empleamos con mayor seguridad las palabras usuales y no sin cierto riesgo formamos palabras nuevas” Está acorde con esto el Apóstol en la Primera Carta a Timoteo 6,20, cuando dice: “Evita las novedades profanas de las palabras”. De donde se pone de manifiesto que a los niños hay que enseñarles en el lenguaje que sea conocido y usado por ellos, y les ayuda mucho añadirles ejemplos claros, conforme al dicho del Pseudo- Varrón (en sus Sentencias morales para un estudiante en Atenas). “El método más lúcido de enseñar es el empleo de ejemplos”. Y Aristóteles en el libro …

Vicente de Beauvais. “Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles”. Madrid.UNED-BAC, 2011. Estudio, Edición y notas de I. Adeva y J. Vergara.





 
“Es necesario que el maestro tenga método de enseñar no sólo de palabra, sino también de obra. Pues, como dice Pseudo-Boecio en la obra antes citada: es necesario que sea erudito, apacible y firme, ni perezoso ni arrogante.1. Erudito, digo, pues es preciso anes aprender que enseñar. 2. Apacible, para que sepa aguantar, cuando sea necesario, los planes de los alumnos. 3. Firme, para que imponga castigo a los que yerran, se enfrente a los protestones, desbarate a los intrigantes y reprenda a los insolentes. No sea negligente, sino celoso y diligente en el oficio de su magisterio, porque así como la constancia es la madre del éxito en cualquier obra, así también la negligencia es la madrastra de toda doctrina y disciplina. Tampoco sea arrogante, pues los arrogantes nunca enseñan con equidad, sino que desde su prepotencia desprecian a los sencillos y tienen a menos enseñar humildemente lo que saben y no atribuyen sus conocimientos al Dador de la ciencia, sino que contemplan en sí mismos la razón de su propia excelencia”.
BEAUVAIS, V., Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles. Introducción, estudio preliminar, traducción y notas de I. Adeva y J. Vergara. Madrid, UNED-BAC, 2011, cap. 3,9.0.




2.1.0. A los niños nobles, por tanto, hay que elegir maestro en ambas formaciones, es decir, en ciencia y en moral. 1. No pueden fácilmente adquirir o multiplicar la ciencia si no es por la enseñanza de letras. Por ello a los que necesitan poseer mucha ciencia es preciso que desde la niñez se les imbuya en las letras. 2. Como ya hemos dicho en otra parte, en la carta que el Rey de los Romanos envió en cierta ocasión al Rey de los Francos, exhortándole a que le hiciera instruir a sus hijos en las artes liberales, le decía entre otras cosas: “Un rey iletrado es como un asno coronado”. 3. De lo muy necesaria para que tales personas es una ciencia amplia, dice Vegecio en el libro I de *la milicia: “Al príncipe corresponde más que a nadie saber más y mejor, pues sus conocimientos pueden beneficiar a todos los súbditos”. 4. Además, ya que los nobles no suelen trabajar corporalmente como los demás hombres, le es útil la honrosa ocupación de las letras, la cual han de orientar en el tiempo libre que tengan, a la adquisición de la sabiduría; como dice el libro Eclesiástico 38,25: “La sabiduría del escriba se adquiere en el tiempo de sosiego, pues el que reduce los quehaceres la adquirirá”. De otra parte, como dice el mismo libro, 33.29 “La ociosidad ha enseñado mucha maldad”. Por eso, Séneca dice en las Cartas Morales a Lucilio: “El ocio sin letras es la muerte”. Por fin, como dice Hugo de San Victor en su Didascálicon, Libro I, “el mayor solaz en esta vida es el estudio de la sabiduría”. 5. Sobre este tema hemos trabajado ya en otra parte al hablar de la superioridad del príncipe en la sabiduría.
Extracto de párrafo de la obra: “Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles” de Vicente de Beauvais. Capítulo II. De la elección del maestro. Párrafo: Necesidad de un maestro en ciencia y moral. pp.29-31 (Adeva, I y Vergara,J. 2011)





Puesto que la edad pueril es ruda y terca para aprender y perezosa para hacer el bien y, sin embargo, inclinada a hacer el mal, por eso, después que se dijo “fórmalos”, se añade con razón seguidamente: “doblégalos desde su niñez”. Doblégalos, es decir somételos al “al yugo del Señor” mediante la obediencia y también al del maestro mediante la disciplina. De lo primero se dice al joven en los Trenos del profeta Jeremías  3,27: “Bueno es para el hombre llevar yugos” del Señor “desde su mocedad”.  De lo segundo se dice en el libro del Eclesiástico 6,26: “Doblega tu hombro y llévala  a cuestas” esto es, la doctrina de la sabiduría, “y no te amargues con tus ataduras”, esto es, no pongas mala cara ni lleves a más no poder tu instrucción y reprensión; pues estas son sus ataduras, a cerca de las cuales allí mismo se dice después:”Sus ataduras son venda saludable”.
V. de Beauvais: Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles”.Bibioteca de autores cristianos. UNED. Madrid. Pág. 21


2º Imprudencia en el orden y en el modo de estudiar.
4.5. Del segundo impedimento para aprender, que es la imprudencia en el orden y modo de estuidar, dice el Apóstol en la Primera Carta a los Corintios 8,2: "Si alguno cree saber algo, aún no sabe como le conviene saber". Porque muy pocos observan el modo recto de aprender, es decir, manteniendo en ello el orden, la dedicación y la intención debidas, como luego se dirá con más extensión. Por lo cual dice Hugo de San Victor en el libro III del Didascálicon: "Nuestros escolars o no saben o no quieren guardar el método conveniente en el aprendizaje, y por eso encontramos muchos estudiantes, pero pocos sabios".

V. de Beauvais: Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles”.Bibioteca de autores cristianos. UNED. Madrid. Primera parte. La formación literaria de los hijos. Capítulo IV. De las dificultades para aprender.


Comentario de un alumno resuelto 

 
2º Formación moral o en las virtudes necesidad
43,4. Lo que se ha dicho antes en relación a los niños [23-31], eso mismo se debe hacer también en su tierna edad a las niñas, es decir, que sean instruidas en los buenos hábitos y costumbres. Dice San Jerónimo en la carta citada: "Procura no acostumbrarte, por mimos tontos mujeriles, a que tu hija diga las palabras a medias, y a que aprenda a jugar con oro y púrpura, porque lo primero daña a la lengua y lo segundo a las buenas costumbres. No aprenda, cuando aún es demasiado niña, lo que debe desaprender después". "Y sea amable con todos, y toda la parentela se alegre de que haya nacido de ellos una rosa".
V. de Beauvais: Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles”.Bibioteca de autores cristianos. UNED. Madrid. Cuarta parte. La formación de la mujer. Capítulo XLII. De la instrucción literaria y moral. Y en primer lugar de la castidad.



La tercera razón para aceptar gustosamente la disciplina es el bien de la paciencia, que Tulio Cicerón describe así en La invención retórica: “Paciencia es el aguante voluntario y prolongado de situaciones arduas y difíciles por un fin honesto y útil”. ¿Qué motivo puede haber más honesto o más útil que alcanzar la sabiduría o conseguir la virtud? A estos dos fines se orienta por entero la disciplina de los niños. Y se dice con acierto voluntario y prolongado, pues ni tiene mérito ante Dios el que sufre contra su total voluntad, ni alcanza el premio quien pierde la perseverancia.
V. de Beauvais: Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles”.Bibioteca de autores cristianos. UNED. Madrid. pag 361

Comentario de un alumno resuelto


“El principio de la disciplina es la humildad, cuyos tres argumentos son: que no tenga por vil ninguna ciencia o escrito, que no se avergüence de aprender de nadie, que no desprecie a los demás cuando haya conseguido la ciencia. Engaña a muchos el querer aparecer como sabios antes de tiempo y por eso fingen lo que no son y se avergüenzan de lo que son, y por eso se apartan tanto más de la verdadera sabiduría cuanto desean no ser sabios sino ser tenidos por tales. He conocido a muchos de esta calaña, que careciendo aún de los primeros conocimientos no se dignan interesar sino por los más altos; y piensan que se hacen grandes por el solo hecho de leer los escritos u oír las palabras de los poderosos y de los sabios o de ser conocidos por ellos. ! Ojala que nadie me conozca y yo lo conozca todo! Has oído a Platón.
V. de Beauvais: Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles”.Bibioteca de autores cristianos. UNED. Madrid.

Comentario de un alumno resuelto



El segundo requisito [para memorizar] es que guarde resumidamente en la memoria lo que ha oído. Y digo resumidamente, porque no se podrían recoger fácilmente todas las palabras que se dicen en una lección, ni las de todo un libro, por eso conviene al estudiante retener en la mente el resumen de la cuestión y de su desarrollo. Dice Hugo de San Victor en el libro de Didascálicon: “……….. Porque todo tratado tiene algún principio en el que se fundamenta toda la verdad de la cuestión y la fuerza de su resolución, y a él se refiere todo lo demás. Buscar esto y considerarlo es resumir. La fuente es por cierto una sola, y de ella nacen muchos riachuelos; no es necesario seguir los recovecos del río: si tienes la fuente lo tienes todo. He dicho esto porque la memoria del hombre es limitada y goza con la brevedad; y si se divide y muchos puntos de atención pierde la precisión en cada uno de ellos”. Por esta razón en muchos tratados y libros, después de largas exposiciones de las tesis defendidas, suelen hacerse frecuentemente  epílogos, o sea, recapitulaciones breves de lo expuesto, para que con ellas de forma resumida pueda confiarse todo a la memoria.

BEAUVAIS, V., Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles. Introducción, estudio preliminar, traducción y notas de I. Adeva y J. Vergara. Madrid, UNED-BAC, 2011. p.p. 137-139.

Comentario de un alumno resuelto


2,5.1. La cuarta cualidad del maestro es la elocuencia sencilla, porque como dice Tulio Cicerón en el prólogo a la invención retórica: "La sabiduría sin elocuencia es de poca utilidad. De ahí que también dice el libro del Eclesiástico 30,32: "Sabiduría escondida y tesoro oculto, ¿de qué sirven la una y el otro?". Ciertamente la facundia adorna mucho; pues, como dice Terencio en su comedia Formión: "Nada hay que, contándolo mal, no se pueda deformar". Y al contrario, dice Tulio Cicerón en el libro II de Las paradojas de los estoicos, que "nada hay tan horroroso y tosco que no adquiera esplendor con la oratoria". 2. Pero debe ser una elocuencia sencilla, porque, como dice Juvenal en el libro IV (de las Sátiras), " a muchos el habla les fluye en torrentera, y su facundía se les vuelve mortífera".
V. de Beauvais: Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles”.Bibioteca de autores cristianos. UNED. Madrid. Cap. II. De la elección del maestro. Pag. 37-39.





7.5.1. En segundo lugar, se debe poner empeño en elegir el adecuado para él, como ya se ha indicado (en 7,2, 0); pues, como dice san Jerónimo en el libro citado, <<raramente sucede que se acomoden bien maestro y discípulo, en el sentido de que aquel enseñe cuanto este pueda asimilar o de que pueda el alumno recibir tanto cuanto el maestro entregarle>>. 2. Por eso con frecuencia surgen quejas de los oyentes contra los docentes por su excesiva prolijidad o brevedad, por su excesiva sutileza o rudeza, por la rapidez o lentitud de su forma de hablar. De aquí viene el que no solo descuidan las lecciones, sino que antes de dejar de ser discípulo, se hacen maestros y jueces de los maestros. Y añade san Jerónimo: <<Ahora todos somos jueces. <No sabemos qué salmo es, qué parte de la profecía, qué capítulo de la Ley>, y con ligereza en el hablar interpretamos audazmente lo que de ninguna manera entendemos>>. Como dice Quintiliano en el libro II (de las Instituciones oratorias), <<así como se esparcen inútilmente las semillas, así las acoge un surco bien preparado, igualmente la ciencia no puede tomar cuerpo, si no es con la concordia mutua del que la transmite y del que la recibe>>. 3. <<Elige, dice Pseudo-Varrón (en sus Sentencias morales para un estudiante en Atenas), a aquel formador que admires más por su propio pensamiento que por el conocimiento del pensamiento ajeno>>. <<No es tan meritorio recordar lo que dicen otros  como descubrir por cuenta propia, pues aquello es algo ajeno, esto pertenece al propio cargo>>.
BEAUVAIS. V. Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles. Introducción, estudio preliminar, traducción y notas de I. Adeva y J. Vergara. Madrid, UNED-BAC, 2011, p. 105.




3.4.1. Por último, debe enseñarse a cada uno según su capacidad, conforme al criterio evangélico (en Mt 25,15): <<A cada uno según su posibilidad>>. Apropósito de aquellos que incluso a los sencillos les embuten sutilezas, se dice en el profeta Isaías 19,9: <<Y se desconcertaran los que trabajan el lino al cardar y tejer tallos sutiles>>. Dice también  Guillermo de Saint-Thierry en la Carta a las Hermanas del Monte de Dios <<que la meditación de los pasajes difíciles  de las Sagradas Escrituras fatiga y no reconforta el ánimo aún inmaduro, rompe la atención, embota el sentido>>. Por lo que Paladio, en el libro primero del Tratado de agricultura, dice: <<El primer paso de la prudencia (del docente) consiste en conocer la persona a la que vas a enseñar>>. 2. A quienes se empeñan en adornar con florituras verbales y colorido retórico, incluso las cosas más intrascendentes , dice san Ambrosio en el Tratado sobre el Evangelio de san Lucas, libro VIII: <<quita la afectación y la pedantería de las palabras, pues suelen debilitar los razonamientos>>. De esto mismo es reprendido Alihú por el Seños en el libro de Job 38,2: << ¿Quién es este que embrolla los pensamientos con palabras ineptas?>>. Por el contrario el Apóstol  en la Primera carta a los Corintios 2,4: <<Hablamos, dice, no con doctas palabras de humana sabiduría, sino con la manifestación del poder del Espíritu>>.

BEAUVAIS. V. Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles. Introducción, estudio preliminar, traducción y notas de I. Adeva y J. Vergara. Madrid, UNED-BAC, 2011, p. 49.







Jovellanos G.M. en Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos, edición de O. Negrín Fajardo. Madrid, Sanz y Torres, 2010.








Y bien; si toda la riqueza de la sabiduría está encerrada en las letras; si a tantos y tan preciosos bienes da derecho el conocimiento de ellas, ¿cuál será el pueblo que mire como una desgracia el que este derecho no se extienda a todos los individuos? ¿Y de cuánta instrucción no se priva el Estado que le niega a la mayor porción de ellos? Y en fin, ¿cómo es que cuidándose tanto de multiplicar individuos que concurren al aumento del trabajo, porque el trabajo es la fuente de la riqueza, no se ha cuidado igualmente de multiplicar los que concurren al aumento de la instrucción, sin la cual ni el trabajo se perfecciona, ni la riqueza se adquiere, ni se puede alcanzar ninguno de los bienes que constituyen la pública felicidad?
Jovellanos G.M. en Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos, edición de O. Negrín Fajardo. Madrid, Sanz y Torres, 2010.


“Si el hombre, como decía Bacon, vale lo que sabe; si sus fuerzas físicas e intelectuales son exactamente medidas por su instrucción; en una palabra, si la instrucción bien entendida no puede ser otra cosa que la reunión de los conocimientos necesarios a la perfección de su ser, ¿quién será el que no conozca los bienes que están cifrados en la instrucción pública? Ora supongáis iguales las almas; ora, aunque originalmente dotados de unas potencias, supongáis más vigor, más energías en unas que en otras, ello es que todas se perfeccionan por la instrucción. La instrucción las ilustra y las enriquece; la instrucción las eleva, las fortifica; y mientras unos por falta de ellas yacen en la obscuridad, o se revuelven en los vicios; otros por su influjo se levantan sobre la naturaleza y suben a tocar en los cielos. ¡qué diferencia entre las almas de Calígula y Sócrates! …”
Jovellanos G.M. en Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos, edición de O. Negrín Fajardo. Madrid, Sanz y Torres, 2010.


No temáis, hijos, míos, que para inclinaros al estudio de las buenas letras trate yo de menguar ni entibiar vuestro amor a las ciencias. No por cierto; las ciencias serán siempre a mis ojos el primero, el más digno objeto de vuestra educación; ellas solas pueden comunicaros el preciosos tesoro de verdades que nos ha transmitido la antigüedad, y disponer de vuestros ánimos a adquirir otras nuevas y aumentar más y más este rico depósito; ellas solas pueden poner término a tantas inútiles disputas y a tantas absurdas opiniones; y ellas, en fin, disipando la tenebrosa atmósfera de errores que gira sobre la tierra, pueden difundir algún día aquella plenitud de luces y conocimientos que realza la nobleza de la humana especie.
Mas no porque las ciencias sean el primero, deben ser el único objetivo de vuestro estudio; el de las buenas letras será para vosotros no menos útil, y aún me atrevo a decir no menos necesario.
Porque ¿qué son las ciencias sin su auxilio? Si las ciencias esclarecen el espíritu, la literatura le adorna; si aquéllas le enriquecen, ésta pule y Avalora sus tesoros; las ciencias rectificar el juicio y le dan exactitud y firmeza; la literatura le da discernimiento y gusto, y la hermosea y perfecciona. Estos oficios son exclusivamente suyos, porque a su inmensa jurisdicción pertenece cuanto tiene relación con la expresión de nuestras ideas y ved aquí la gran línea de demarcación que divide los conocimientos humanos. Ella nos presenta las ciencias empleadas en adquirir y atesorar ideas, y la literatura en enunciarlas; por las ciencias alcanzamos el conocimiento de los seres que nos rodean, columbramos su esencia, penetramos sus propiedades, y levantándonos sobre nosotros mismos, subimos hasta su más alto origen. Pero aquí acaba su misterio, y empieza el de la literatura, que después de haberlas seguido en su rápido vuelo, se apodera de todas sus riquezas, les da nuevas formas, las pule y engalana, y las comunica y difunde, y lleva de una en otra generación.

JOVELLANOS, G.M.: “Antología de escritos pedagógicos”. Edición, Introducción y notas de Olegario Negrín Fajardo. Madrid Sanz y Torres, 2010. Págs. 145-146



 
“Y bien; si toda la riqueza de la sabiduría está encerrada en las letras; si a tantos y tan preciosos bienes da derecho el conocimiento de ellas, ¿cuál será el pueblo que mire como una desgracia el que este derecho no se extienda a todos los individuos? ¿Y de cuánta instrucción no se priva el Estado que le niega a la mayor porción de ellos? Y en fin, ¿cómo es que cuidándose tanto de multiplicar individuos que concurren al aumento del trabajo, porque el trabajo es la fuente de la riqueza, no se ha cuidado igualmente de multiplicar los que concurren al aumento de la instrucción, sin la cual ni el trabajo se perfecciona, ni la riqueza se adquiere, ni se puede alcanzar ninguno de los bienes que constituyen la pública felicidad?. 
p. 214, Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor de Jovellanos” Edición de Olegario Negrín Fajardo. 




¿Y acaso la sabiduría de los gobiernos puede tener otro origen? ¿No es la instrucción la que los ilumina, la que les dicta las buenas leyes y la que establece en ellas las buenas máximas? ¿No es la que aconseja  a la política, la que ilustra a la magistratura, la que alumbra y dirige a todas las clases y profesiones de un estado? Recórranse todas las sociedades del globo, desde la más bárbara a la más culta, y se verá que donde no hay instrucción todo falta, que donde la hay todo abunda, y que en toda la instrucción es la medida común de la prosperidad.

Pero ¿acaso la prosperidad está cifrada  en la riqueza?  ¿No se estimarán en nada las calidades morales  en  una sociedad ¿No tendrán influjo en la felicidad de los individuos y en la fuerza de los estados? Pudiera creerse que no, en medio del afán con que se busca la riqueza  y la indiferencia  con que se mira la virtud. Con todo, la virtud y el valor deben  contarse  entre los elementos de la prosperidad social. Sin ella toda riqueza es escasa, todo poder es débil. Sin actividad ni laboriosidad, sin fugacidad y parsimonia, sin lealtad y buena fe, sin probidad  personal  y amor al público; en  una palabra, sin virtud ni costumbres, ningún estado puede prosperar, ninguno subsistir .Sin ellas el poder más colosal se vendrá a tierra, la gloria más brillante se disipará como el humo.

JOVELLANOS  DE, GASPAR  MELCHOR: Antología de Escritos Pedagógicos.  Editorial Sanz y Torres. Madrid.2010, pp 186-187.


“Yo no necesito persuadiros, que en todas las instituciones ningunas son tan importantes, ningunas más provechosas que las que están consagradas a la instrucción; esta es una verdad de nadie desconocida, aunque, por desgracia, apreciada de pocos. Si el hombre, como decía el gran Bacon, vale lo que sabe, si sus fuerzas físicas e intelectuales, son exactamente medidas por su instrucción: en una palabra, si la instrucción bien entendida, no puede ser otra cosa que la reunión de los conocimientos necesarios a la perfección de su ser, ¿quién será el que no conozca los bienes que están cifrados en la instrucción pública?. Ora supongáis las almas; ora aunque originalmente dotados de unas potencias, supongáis más vigor, más energías, en unas que en otras, ello es que todas se perfeccionan por la instrucción. La instrucción las ilustra y las enriquece: la instrucción las eleva, las fortifica; y mientras unos, por falta de ella, yacen rn la obscuridad, o se revuelven con los vicios, otros, por su influjo, se levantan sobre la naturaleza y suben a tocar los cielos. ¡Qué diferencia entre las almas Calígula y Sócrates! ¡qué distancia entre las de Osmán y Newton!.
“Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor Jovellanos” (página 176-177)



No temáis, hijos míos, que para inclinaros al estudio de las buenas letras trate yo de menguar ni entibiar vuestro amor a las ciencias. No por cierto; las ciencias serán siempre a mis ojos el primero, el más digno objeto de vuestra educación; ellas solas pueden comunicaros el precioso tesoro de verdades que nos ha transmitido la antigüedad, y disponer vuestros ánimos a adquirir otras nuevas y aumentar más y más este rico depósito; ellas solas pueden poner término a tantas inútiles disputas y a tantas absurdas opiniones; y ellas, en fin, disipando la tenebrosa atmósfera de errores que gira sobre la tierra, pueden difundir algún día aquella plenitud de luces y conocimientos que realza la nobleza de la humana especie.
Mas no porque las ciencias sean el primero, deben ser el único objetivo de vuestro estudio; el de las buenas letras será para vosotros no menos útil, y aun me atrevo a decir no menos necesario.
Porque ¿qué son las ciencias sin su auxilio? Si las ciencias esclarecen el espíritu, la literatura le adorna; si aquéllas le enriquecen, ésta pule y avalora sus tesoros; las ciencias rectifican el juicio y le dan exactitud y firmeza; la literatura le da discernimiento y gusto, y la hermosea y perfecciona. Estos oficios son exclusivamente suyos, porque a su inmensa jurisdicción pertenece cuanto tiene relación con la expresión de nuestras ideas, y ved aquí la gran línea de demarcación que divide los conocimientos humanos. Ella nos presenta las ciencias empleadas en adquirir y atesorar ideas, y la literatura en enunciarlas (...)
Creedme: la exactitud del juicio, el fino y delicado discernimiento; en una palabra, el buen gusto que inspira este estudio, es el talento más necesario en el uso de la vida. Lo es no sólo para hablar y escribir, sino también para oír y leer, y aun me atrevo a decir que para sentir y pensar
“Antología de escritos pedagógicos de Gaspar Melchor Jovellanos”. Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la literatura al de las ciencias de Jovellanos.





… “La junta, a vista de estas reflexiones, que se presentan a su consideración solo para llamar toda su  atención  hacía  un  objeto  de  tan  grande  importancia  y  trascendencia,  después  de  haberlas meditado y mejorado con su celo y sus luces, propondrá a la comisión de Cortes cuanto crea necesario para dirigir, mejorar y extender la instrucción nacional, considerándola como la primera y más abundante fuente de la pública felicidad; porque no se le puede esconder que sin educación física no se podrán formar ciudadanos ágiles, robustos y esforzados; sin instrucción política y moral no se podrán mejorar las leyes con que estos ciudadanos deben vivir seguros, ni el carácter y costumbres que los han de hacer felices y virtuosos; y sin ciencias prácticas y conocimientos útiles no se podrán dirigir y perfeccionar la agricultura, la industria, el comercio y las demás profesiones activas  que  los  han  de  multiplicar,  enriquecer  y  defender.  Y por  último,  que  siendo  también constante que la nación más sabia es siempre, en igualdad de circunstancias, la más poderosa, España, colocada por la Providencia en la situación más favorable, bajo de un cielo el más benigno, sobre un suelo el más fértil, poseedora de las más ricas y dilatadas provincias, y llena de ingenios los más perspicaces y profundos, puede y debe levantarse, por medio de leyes sabias y de una instrucción sólida, completa y general, a ser la primera nación de la tierra.”

 JOVELLANOS, G. M. de. Antología de escritos pedagógicos Edición, introducción y notas de Olegario Negrín Fajardo, Madrid, Sanz y Torres, 2010. Bases para la formación de un Plan General de instrucción pública (Sevilla, 1809).




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